El reto más
importante que debe enfrentar cualquier gobierno, independientemente de la
teoría o fundamento político que le sustente, es ofrecerle a la juventud la
oportunidad de prepararse para entregar el fruto de su esfuerzo, su talento y
su perseverancia como una contribución al bien colectivo y garantizarles que, a
cambio, tendrán la oportunidad y la libertad de contar con un ambiente donde puedan iniciar
una vida con independencia económica y espiritual para construirse un futuro
decente que sea el producto del valor de su trabajo. Es decir, los jóvenes
merecen la oportunidad de construir por ellos mismos un hogar decente donde sin
sobresaltos o angustias puedan disfrutar de la vida levantando una familia para
ver crecer a sus hijos con mejoradas oportunidades de bienestar, progreso y
tranquilidad, dándole así una vuelta adicional al ciclo de la vida del ser
humano.
En este sentido,
las generaciones que han precedido a la juventud venezolana de hoy y en especial la mía, no hemos sido buenos
en la conducción de este país, al punto de que les hemos empujado a fraguar una
lucha que no les debería corresponder pero también veo que no les hemos dejado alternativa.
Esa incapacidad generacional para construirle un mejor camino a la generación de
ustedes es el producto de un pugilato estéril donde la lucha se centra en el
ejercicio del poder político y el control para la apropiación de recursos
materiales dejando de lado lo importante: La felicidad del ser humano, así nos
olvidamos de ustedes.
Nos preocupamos
por vivir entre muros y bajo el cuidado de policías, escoltas y vigilantes
antes de pensar que podríamos luchar para vivir con las puertas abiertas y
protegidos por la amistad de nuestros vecinos; gastamos la vida luchando para
tener lo que no tenemos o no conseguimos, sin antes pensar cómo podríamos
tenerlo gastando la vida para vivir felices.
Así, ustedes, los
jóvenes venezolanos han crecido en el sobresalto y las angustias que nos
atosigan a diario, ustedes son víctimas de un proceso que frustra la posibilidad
de construir un sueño propio en la patria que los vio nacer.
Nuestra
generación vivió en democracia pero fue terca en generar las condiciones para
que se estableciera esa dictadura que hoy gobierna a Venezuela, esa que se
disfraza como el lobo con piel de cordero para confundirse en un rebaño; pero
que, inevitablemente: “por sus frutos los
conoceréis”.
En esta
terquedad les privamos a Ustedes de la modernidad para ejercer como oposición democrática
y les empujamos para erigirse como resistencia a la dictadura. Quienes no les
comprenden les acusan de violentos, de tomar el camino equivocado y les invitan
a transitar con ellos lo que es intransitable para ustedes.
Nos hemos
acostumbrado a vivir con la muerte y con la degradación moral, por eso, no es
en balde que ustedes se hayan rebelado y se rebelen ante un sistema que les
ofrece ese futuro maluco que ustedes avizoran y que esos mayores que deberían
comprenderlo ni siquiera lo distinguen porque viven en una zona de confort que
les permite entenderse entre ellos para mantener ese “statu quo” que a ustedes no
les ofrece nada bueno. Ellos representan a los mismos actores que desde 1989 se
confrontan en la lucha estéril que no le ha ofrecido solución alguna a los
problemas fundamentales que afectan al país y que se agravan indeteniblemente. A eso hay que "darle un parao".
Estas
circunstancias les empujaron a esa lucha que despertó en ustedes no por una
chispa fútil. Veo que esa chispa ha sido el producto de la acumulación del
dolor y de la frustración producidos por la indolencia y la tolerancia frente
al mal que les persigue todos los días, en sus casas, en las calles, en sus
lugares de trabajo o de estudio, como ocurrió por allá en el Táchira a inicios
de febrero pasado, ello sin dejar de reconocer que a ustedes les hemos arrebatado
la posibilidad de soñar en grande y les hemos reducido a sobrevivir en ese
mundo de angustias y penurias creado durante los últimos 30 años.
Duele
reconocerlo, les hemos empujado a hacer una tarea ingrata, pero es una realidad
que ustedes han aceptado con noble resignación para emprenderla. Muchos de ustedes, con sangre, sudor y lágrimas, con
coraje y determinación han iniciado e impulsado una causa propia que han puesto
muy por encima de un interés mezquino e incluso con el propio sacrificio de la
vida y de la libertad. Como militar que soy, reciban mi respeto y admiración al
verles defender esa causa propia para construir una patria distinta: la que
ustedes se merecen y la que los más viejos no supimos construir para ustedes.
En esta lucha que
han iniciado les ha acompañado una buena parte de la sociedad venezolana. Esa que también
se siente empujada por la frustración y el dolor que comparten con ustedes y
que no ha sucumbido ante el miedo que se le infunde a quien se manifiesta contrario.
En cambio, han sido pocos los líderes políticos que les acompañan o apoyan,
pero si muchos los que les critican y muchos más los que les combaten. Ellos,
en su incapacidad de comprender las verdaderas necesidades de una juventud
talentosa, con deseos de superación y espíritu de lucha han optado por entenderse
entre ellos mismos dejándolos a ustedes al margen de los acontecimientos que creen
conducir.
En poco tiempo
ustedes han obtenido grandes logros donde, a mi modo de ver, el más importante
es que desnudaron al lobo y le quitaron la piel de cordero, hoy se puede
mostrar ese lobo desnudo, no sólo en el país sino ante la comunidad
internacional. Hoy podemos decir claramente que los poderes públicos
venezolanos, actuando en gavilla y al servicio de un grupo minoritario de personas que se arrogó un estatus superior al resto de los venezolanos, imprime celeridad y contundencia para encarcelar a unos adolescentes que protestan, entre otras cosas, porque ocurren
25.000 muertes a manos de una delincuencia fuera de control, mientras los
autores de esa violencia permanecen impunes ante la mirada indiferente y hasta
complaciente de esos poderes públicos que voltean con especial atención ante el
atroz asesinato de uno de los suyos a quienes procuran convertir en mártir después
que fue un victimario desde el ejercicio de las posiciones de poder que le tocó
ocupar. Me disculpan este ejemplo, porque estoy seguro que existen organizaciones
no gubernamentales que con la precisión que ello amerita han documentado
fehacientemente muchos casos que desnudan a ese lobo ante una comunidad
internacional que hasta ahora no ha tenido la oportunidad de percibir las
realidades que vive nuestro país.
Eso es un logro
de la lucha de ustedes, tenemos que reconocerlo, agradecerlo y rendir honores a
quienes han caído entregando su vida para erigir esta noble causa. Ustedes han
legitimado la lucha de resistencia ante un régimen de gobierno que se conduce mediante
las prácticas totalitarias de una dictadura militarista que irrespeta el
cumplimiento de los derechos fundamentales del ser humano.
Entiendo que la
lucha que mantienen es contra esa dictadura incapaz e incompetente que sin voluntad
de reflexión les persigue con mayor ferocidad cada día. Entiendo que la causa
que les impulsa es el restablecimiento de la democracia y la soberanía, el
ejercicio pleno de la libertad y de los derechos fundamentales del ser humano como
medios para establecer un sistema que les permita concretar el sueño de vivir felices en el suelo que les vio nacer.
Soy un convencido de que si hay un camino para que vivamos en una sociedad decente que viva en armonía y que su construcción es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos. Ustedes han tomado una valiente iniciativa que invita a que sumemos esfuerzos y fortalezcamos la unidad por esa causa de ustedes.
Soy un convencido de que si hay un camino para que vivamos en una sociedad decente que viva en armonía y que su construcción es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos. Ustedes han tomado una valiente iniciativa que invita a que sumemos esfuerzos y fortalezcamos la unidad por esa causa de ustedes.
No se trata de
atajos pero tampoco se trata de ayudar al lobo para que, nuevamente, se ponga la
piel del cordero. Aun cuando eso es y seguirá siendo muy duro, ustedes lo han
sabido hacer: se trata de recorrer el camino necesario para restablecer los
principios constitucionales que el régimen de gobierno ha quebrantado
abiertamente y que ustedes manifiestan sin tapujos y sin discursos rebuscados o
cautelosos. En ese camino cometerán errores, obtendrán victorias y sufrirán
derrotas, es natural, ese camino no está diseñado, no existen manuales para
luchar contra una dictadura, lo que existe es la experiencia exitosa de otros
procesos recordando que cada dictadura tiene sus particularidades. Lo
importante es aprender de esos errores y derrotas sin cegarse por victorias
parciales y así seguir adelante con renovadas fuerzas. Nuestra independencia de
la corona española inició en 1810 y se selló en 1821, hubo derrotas y errores
pero al final se impuso la victoria de una causa noble. Hoy nos toca recorrer
un camino en una lucha que ustedes han comenzado y que no podemos predecir ni
cuando, ni cómo va a terminar. Sólo la determinación para impulsar esa causa de
ustedes dirán cuán corto y exitoso puede ser el proceso. Hay que contar con que algunos temerosos se erigirán como un obstáculo. En nuestra historia patria, Bolívar tuvo que acudir al decreto de guerra a muerte para lidiar con ellos.
En esa lucha les
apoyo, les respaldo y les secundo. No puedo hacer menos que invitar a todos los
venezolanos, independientemente de su orientación política, para que les
acompañemos en esta noble causa que se han impuesto para forjar una patria
distinta donde los jóvenes puedan soñar en grande para disfrutar la oportunidad y la libertad de construir por si mismos un hogar decente donde sin sobresaltos o angustias
puedan disfrutar de la vida levantando una familia para ver crecer a sus hijos
con mejoradas oportunidades de bienestar, progreso y tranquilidad y darle así
una vuelta adicional al ciclo de la vida del ser humano.
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