La información relacionada con que, según la decisión que tome un tribunal norteamericano, Venezuela
perderá la propiedad de sus acciones en CITGO, requiere un complemento cuyo testimonio corresponde a quienes estuvimos al frente de algunas decisiones a partir del año 2000.
Debo comenzar con que en lo ocurrido con CITGO desde 2002 en adelante, el régimen ha actuado para que esas ocurrencias no se vean como una decisión suya para liquidar CITGO. En esto, ha contado con el apoyo velado, “tras bastidores”, de los interesados en esa liquidación, a
sabiendas de que la intención revolucionaria siempre ha sido LIQUIDAR A CITGO. Ese apoyo, opera bajo los mismos principios que, durante muchos años, mantuvo la dirigencia política de oposición y que, por fin, la población venezolana
reconoce como unos alacranes al servicio de la revolución. Así pues, sobre la posible liquidación de CITGO también opera un alacranato.
En mi testimonio, debo comenzar diciendo que desde
el año 2000, los asesores comunistas de Hugo Chávez insistían en que era necesario
vender CITGO. Entre las razones para esa liquidación, alegaban que la liquidación serviría par invertir en el negocio petrolero aguas abajo en venezuela, y que había que liberarse de la rendición
de cuentas a la “Security Exchange Comission, (SEC)” lo cual atentaba contra la
soberanía nacional. Por cierto, esa liberación, la obtuvieron en 2005, mediante
una maniobra financiera, donde la revolución se anotó un tanto y perdió Venezuela.
Cabe señalar que mientras Roberto Mandini
ejercía la presidencia de PDVSA, la venta no era viable, en cambio con
Chavaldini al frente, eso no era posible. Luego, con dos militares activos al frente de PDVSA y
CITGO, parecía un asunto de dar una orden a la cual tendrían que darle fiel
cumplimiento.
De tal manera que, en el año 2001, tanto el General
Oswaldo Conteras Maza, en CITGO, como yo en PDVSA, recibimos la instrucción
directa de Hugo Chávez para iniciar el proceso de venta de esta empresa. Contreras en CITGO y yo en PDVSA, acordamos iniciar un proceso de consulta interna y muy reservada sobre el tema, . Ambos, llegamos a la conclusión de que esa venta era una locura desde diferentes
puntos de vista. Entre los argumentos más importantes estaban: la valoración y dividendos
generados por el negocio desde su adquisición, hasta ese momento; CITGO aportaba
el 42% de las ventas totales en el balance corporativo consolidado de PDVSA; CITGO, sin necesidad de negociar con terceros, colocaba en el mercado norteamericano un tercio del crudo producido, especialmente el
pesado, mientras vendía combustible y
lubricantes en 13.500 gasolineras; y, el transporte del crudo hasta el golfo de México era de bajo costo, comparado con el de otros mercados.
Con esta conclusión, y en beneficio de la nación venezolana, nos amparamos en la “obediencia debida por parte de un militar” para ejecutar una estrategia que evitara la venta de CITGO.
Así, en el mismo 2001, aprovechamos el regreso
de lo que fue la segunda visita de Hugo Chávez a China, coordinando con el Jefe
de la Casa Militar para que el vuelo de regreso se hiciera por el pacífico.
Esta ruta obligaba a reabastecer combustible en USA, sin que eso fuera una
visita con carácter de Jefe de estado. El reabastecimiento se programó en Corpus Christi, Texas para solicitarle permiso al Departamento de
Estado norteamericano para que, mientras se reabastecía el avión, Chávez y su
comitiva procomunista, visitara las instalaciones de la refinería de CITGO. Con el permiso
aprobado, les informamos que el propósito era presentarles el “avance
alcanzado para la venta de CITGO”.
Se organizó el orden de batalla para una “emboscada”. Por un lado, Oswaldo Contreras
con el equipo directivo de CITGO, estaban a cargo de la presentación sobre lo que
representa ese negocio para Venezuela. En el otro lado, Hugo Chávez, acompañado por la corte
procomunista, ávida de conocer cuando y como concretaría la venta ordenada a
los dos generales, y yo, que viajé desde Venezuela para infiltrarme en ese equipo
procomunista, con el propósito de favorecer el éxito de la presentación de Contreras
Maza y ayudar a desmontar los argumentos, ya conocidos, que presentaría esa comitiva.
La emboscada funcionó mejor que la relojería
suiza en su época. Contreras Maza tuvo la genialidad de cerrar con la frase “Y siempre tengo mi real y medio”,
evocando la canción de Serenata Guayanesa que cierra: …/…Con real y medio compré
una burra, y la burra tuvo un burrito, Tengo la burra, Tengo el burrito, …/… y siempre tengo mi real y medio. A
continuación, el cierre de la presentación tal cual se mostró ese día de 2001:
Después de la presentación, hubo un áspero período de preguntas y respuesta, Chávez se mantuvo en silencio y a la expectativa. Agotadas las intervenciones Chávez sentenció: CITGO no está en
venta y de esto no se habla más
Claramente, se ganó esa batalla, Sin embargo, de allí nació una nueva estrategia
con tres elementos para liquidar CITGO: 1. El largo plazo, 2. La liquidación por saltos sucesivos, y 3. El remate con triangulación
de hechos y actores. Son muchos los hechos y detalles que confirman esta estrategia y que alargarían este testimonio. A continuación algunos de esos hechos.Largo plazo: Han transcurrido 23 años y, ahora, este
proceso luce listo para concretar.
Liquidación por
saltos sucesivos: El 15 de agosto 2006, Chávez informó sobre la
venta del 41,25 % que CITGO poseía sobre la refinería Lyondell-Citgo, en Texas. Para justificarlo manifestó: "Prefiero mil veces tener una refinería en sociedad con Jamaica o con Brasil, como vamos a tener, que tenerla en Estados Unidos" y agregó: ese negocio le "dio pérdidas a Venezuela durante mucho tiempo". Resulta curioso que, simultáneamente con esa venta, se
firmó con la misma compradora, Lyondell Chemical Co., un contrato de suministro
de combustible por cinco años, la razón: esas instalaciones eran aptas para
procesar el crudo pesado y extra pesado de Venezuela y el comprador aseguraba, fácilmente, el suministro de crudo y la venta del combustible refinado en las gasolineras abanderadas por CITGO.
Este anuncio puso al descubierto la estrategia en la que el régimen requería de esos 5 años para avanzar en su interés para la liquidación por saltos en el largo plazo. Adicionalmente, justificaban un jugoso remate barato porque vendían un negocio que “ha generado
pérdidas durante mucho tiempo”. Un tanto para los bolsillos revolucionarios y pérdida para Venezuela.
Triangulación de
hechos y actores: En
su estrategia, la revolución convirtió a un tribunal norteamericano en su mejor
aliado y ejecutor de su aspiración inicial: Salir de CITGO. Ahora, sin necesidad
de venderla, le atribuye la culpa de esta desgracia para Venezuela al "imperio norteamericano y sus cómplices" …. /… otro tanto para la revolución y sigue perdiendo Venezuela.
Por supuesto que, ahora, el provecho económico
de la liquidación es un asunto de negociaciones y reparto realizado, tras bastidores, entre
revolucionarios y alacranes, otro tanto para los revolucionarios y, nuevamente,
pierde Venezuela.
Como he dicho, en el ínterin de estos episodios hay muchos
detalles, unos mal contados por la revolución y otros bien acomodados por los
alacranes. Sin embargo, y como CITGO no
está en venta y de esto no se habla más, los alacranes y los
revolucionarios arriman y atizan la brasa para sus sardinas. Cada uno buscando comerse la suya bien asada. Esperemos los próximos episodios.