sábado, 3 de febrero de 2024

Hacia una Ciencia-Política del Siglo XXI

 

En la actualidad, marcada por la vertiginosa evolución tecnológica propulsada por la inteligencia artificial, el modelo político-electoral tradicional ha quedado obsoleto. La confrontación política, que en algún momento fue esencial para la evolución social, se ha vuelto insuficiente y contraproducente en un mundo interconectado y globalizado. Esta realidad exige la creación de un nuevo paradigma que supere la dicotomía de confrontación: Gobierno-Oposición y permita a los gobernantes del siglo XXI abordar los desafíos contemporáneos de manera efectiva.

El modelo de la dicotomía Gobierno/Oposición, basado en la confrontación de ideas, negociación y acuerdos, reemplazó las contiendas bélicas entre ejércitos, creando un ambiente civilizado de votos captados por partidos políticos. Sin embargo, persiste un espíritu de confrontación y dominación, perpetuando un ciclo en el cual los partidos perdedores se reorganizan para la siguiente contienda electoral. Esta dinámica, junto con la influencia del financiamiento, el lobby de grupos de poder, el marketing político y la política como profesión, ha desviado el propósito inicial de la política en cuanto al ejercicio del poder y ha dejado obsoleto ese modelo.

La lealtad partidista y la falta de incentivos para colaborar en beneficio de los gobernados dificultan la creación de soluciones colectivas. Así, la sociedad se ve atrapada en una confrontación entre Gobernantes y Opositores que prioriza el protagonismo y el beneficio partidista sobre el bienestar colectivo. Más aún, el modelo ha generado un fanatismo irracional que impide el razonamiento y la aceptación del cambio de era, quedando estancado en teorías político-económicas nacidas en el siglo XVIII, mientras que la realidad del siglo XXI es solo retórica.

En el contexto multicultural de interconexión global, donde temas como los derechos humanos y la preservación del planeta difuminan las fronteras entre países, se hace evidente la necesidad de un nuevo paradigma. No obstante, la política aferrada a la obsoleta dicotomía solo produce cambios pendulares entre partidos y políticos que gobiernan y se oponen entre sí, generando en la sociedad un hastío por las promesas y necesidades insatisfechas debido a la falta de acuerdos en beneficio de los gobernados. Así, la sociedad se inclina hacia propuestas vengadoras emergentes que buscan barrer el statu quo como primera necesidad, y el futuro queda incierto.

La propuesta consiste en abandonar la confrontación permanente, asimilando cómo la física y la mecánica se fusionaron para hacer posible el vuelo de objetos más pesados que el aire. Ahora, la política, la economía y la sociología deben integrar principios opuestos para avanzar y dejar atrás lo obsoleto. Este es un desafío crucial.

La propuesta aboga por adoptar un modelo inspirado en la ciencia, la cooperación y la sinergia, donde la integración de ideas contradictorias pueda generar soluciones armoniosas. Es la construcción de un modelo político basado en el acercamiento, la comprensión y la síntesis, dando paso a una Ciencia-Política adaptada al siglo XXI. La tarea es monumental, pero es esencial para satisfacer las necesidades reales de una sociedad multicultural, globalizada e interconectada.

Esta transformación demandará una educación de la sociedad para la cultura de convivencia en armonía, por encima de las ideologías que motivan la confrontación Gobierno/Oposición.